El modelo de suscripción no es un invento exclusivo de la era digital; ya en los años 1800, era posible suscribirse a revistas y periódicos que se entregaban a domicilio. Sin embargo, hoy en día este modelo ha ganado popularidad a gran escala, especialmente en formato digital, lo que significa que no recibimos bienes físicos. En los últimos años, hemos visto un auge en este tipo de negocios, donde cada empresa busca tener su propia plataforma de suscripciones o streaming, intentando mantenernos enganchados y generando ingresos mensuales. Como dice el refrán: "Mejor un pájaro en mano que cien volando".
Los inicios del streaming
El fenómeno del streaming, que ahora consideramos habitual, emergió hace aproximadamente 20 años. Esto marcó un cambio radical en la industria audiovisual, que vio cómo su modelo basado en la copia física y la distribución se encontraba amenazado por una serie de eventos que condujeron a su colapso y reinvención.
El impacto de la piratería
La llegada de plataformas P2P, torrents y sitios como The Pirate Bay y Mega fueron actores clave en esta transformación. La piratería, en lugar de destruir la industria musical y cinematográfica, le dio un empujón hacia un nuevo modelo. A pesar de sus esfuerzos por resistir el cambio, la industria tuvo que reconocer las ventajas del streaming: acceso a vastas bibliotecas en tiempo real, ahorro en distribución y la posibilidad para los artistas de conectar con su público. Sin embargo, la industria, centrada en la producción y distribución de copias, enfrentó grandes desafíos. Las discográficas, aunque lograron adaptarse, no siempre favorecieron a los artistas, quienes vieron reducidas sus ganancias.
El modelo actual
Hoy en día, el modelo de suscripción se ha consolidado como el estándar no solo en el ámbito audiovisual, sino también en software, videojuegos, inteligencia artificial, fitness, y mucho más. Empresas como Adobe y Microsoft, que antes vendían licencias de software, han adoptado este enfoque. Además, plataformas de videojuegos como Microsoft y Sony ofrecen servicios online mediante suscripciones, promoviendo el consumo digital por encima del físico. También hemos visto la expansión de suscripciones en ámbitos tan inesperados como la ropa interior, donde puedes recibir un nuevo par cada mes.
El éxito de este modelo es notable. Según un informe de Business Wire, el índice de la economía de suscripción creció un 403% entre enero de 2012 y junio de 2020. Durante el confinamiento por la pandemia, muchas compañías, como Netflix y Disney+, experimentaron un aumento significativo en suscriptores, con Netflix sumando 10 millones en solo tres meses.
Además, se estima que la economía de la suscripción superará los 150 mil millones de dólares anuales. Esto ha llevado a más empresas a adoptar este modelo, lo que explica la proliferación de plataformas de streaming.
La expansión de la suscripción
Plataformas como YouTube, Twitch y OnlyFans han transformado nuestra forma de consumir contenido. OnlyFans, por ejemplo, ha revolucionado la industria del erotismo, reportando que sus usuarios gastaron 5.6 mil millones de dólares en 2022. YouTube, al ver la estandarización del modelo, implementó su propia suscripción, aumentando también la cantidad de anuncios para motivar a los usuarios a optar por esta opción.
La era de no poseer
A pesar de pagar mensualmente por estos servicios, no somos dueños de lo que consumimos. Basta un solo impago para perder el acceso. A diferencia de los bienes físicos, donde un único pago garantiza la propiedad, las empresas han dejado claro que el contenido no nos pertenece. Un ejemplo claro de esto es Ubisoft, que revocó licencias de juegos, como "The Crew", de sus compradores, eliminándolos de sus bibliotecas sin previo aviso.
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